Perú es un país impresionante, repleto de lugares mágicos en los que pasarse horas observando sus paisajes y a sus gentes. Dentro del país andino podemos encontrar diferentes zonas, desde la costa, donde está Lima, hasta la selva profunda pasando por la gran cordillera de los Andes.
En este primer artículo voy a hablar sobre el altiplano peruano, situado en la cordillera andina, más concretamente de la ciudad de Puno y la zona del Lago Titicaca. Puno es la capital folclórica del Perú y la ciudad más grande de las situadas a orillas del lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo. Sirve de punto de partida para visitar el lago y como práctica parada para los viajeros entre Cuzco y La Paz.
La ciudad de Puno tiene muchos rincones de los que poder disfrutar y fotografiar. Uno de los primeros sitios a visitar es su Plaza de Armas, centro neurálgico de la ciudad y donde se sitúa la Catedral de Puno. Si se pasea por la ciudad se puede dar una vuelta por las Avenida Costanera que rodea el Lago Titicaca, y recorriendo la Avenida de los Incas, visitar la plaza del Parque Pino, donde se encuentra la Iglesia de San Juan.
Una recomendación antes de aterrizar en el Altiplano, es tener en cuenta el mal de altura o soroche, para solventarlo la mejor opción es tomarse un buen mate de coca, que aliviará los síntomas, o recurrir a medicamentos. Además, no hay que olvidarse que a estas alturas (Puno se encuentra a 3810 metros de altura sobre el nivel del mar) hay que tomarse las cosas con calma, y caminar despacio vigilando nuestra respiración.
Para los valientes que se atrevan a desafiar ese mal la ciudad cuenta con dos miradores, desde los que se puede observar toda la ciudad y el Titicaca: el Puma Uta, a las afueras de la ciudad, y el Kuntur Wasi, al lado del cerrito Huajsapata.
Puno tiene muchos rincones con encanto, como el Arco de Deustua o el gran Tobogán situado en la Avenida del Progreso con la Avenida Floral. La ciudad cuenta con tres mercados principales, Mercado Central, Mercado de Laycacota y Mercado de Bellavista. En todos se puede comer y desayunar, degustando platos típicos de la zona como el thimpu de trucha y de carachi, sobre todo en el de Bellavista, y caldos de cordero y jugos de muchas frutas. Además por las calles hay multitud de puestos que venden comida y zumos.
Pero, aparte de estos mercados, hay gran cantidad de mercadillos de artesanía en la ciudad, como el que tiene lugar en el puerto, y en el que se puede encontrar gran variedad de productos manufacturados con lana de alpaca.
Si se pasea hasta allí, a través de la Avenida de Los Incas, se puede encontrar el gran tablón de anuncios donde multitud de personas se reúnen a primera hora para revisar los alquileres y trabajos que se ofrecen en la ciudad.
Para moverse por la ciudad existen varias opciones pero lo más económico es utilizar las combis, los mototaxis o las bicis. Además hay gran cantidad de taxis y colectivos (taxis compartidos), aunque en una ciudad pequeña como esta siempre que se pueda es bueno ir caminando.
Si quieres ver el folclore de la región y vivir las auténticas fiestas del altiplano, estás en el lugar indicado: a menudo por las calles hay bailes típicos como los caporales, la morenada o la diablada. Los días perfectos para ello son las fiestas de la Virgen de la Candelaria alrededor del 2 de Febrero, pero en cualquier festividad como el día del Perú (28-29 de Julio) se puede disfrutar de sus bonitas costumbres. Durante estas fiestas es muy común ver por las calles de la ciudad desfiles de los colegios, y de diferentes instituciones. En los desfiles es común ver personas, o niños en este caso, con los trajes típicos que representan la madre Patria, simbolizando las culturas de la costa, de la sierra y de la selva.
Las calles de Puno no sólo están vivas durante esas épocas festivas, paseando por ellas se puede encontrar en cualquier momento asambleas vecinales o precesiones de algunos santos. Una recomendación es si te encuentras en un punto elevado de la ciudad realizar algunas fotografías de sus edificios, no son estéticamente muy bonitos, pero tienen su encanto. Las casas se suelen construir de una o dos plantas, y dejan la parte superior sin acabar para ir añadiendo plantas conforme lo necesiten.
Saliendo de la ciudad nos encontramos con uno de los puntos más turísticos del Lago, las Islas flotantes de los Uros. Esta original y ancestral comunidad, que se asienta sobre islas flotantes artificiales, viven principalmente del turismo y de la pesca. Sus islas, más de 80, están construidas a base de totora, una planta autóctona del lago. Apilada sobre una base de raíces de la misma planta, la totora da un color amarillento a estas islas. Es sin duda un lugar muy pintoresco para fotografiar al igual que sus gentes.
Aparte de las islas de Los Uros es muy recomendable visitar la isla de Amantaní. Es la mayor isla del lado peruano del lago y cuenta con unas vistas realmente increíbles. Es una tranquila isla en la que no hay carreteras ni vehículos, y no hay hoteles, al igual que en el resto de las islas de lago, practicándose el llamado turismo vivencial.
En mi caso me alojé con una familia muy amable, que tenía dos hijos, y no dejaban de pedirme que les hiciera fotos. Esta familia nos hizo sentir como si nos encontrásemos en nuestra propia casa. Un verdadero placer, y uno de los rincones que más me ha gustado de mi viaje por Perú.
En el interior de la isla, algunas colinas están coronadas por ruinas como los templos de la Pachamama (Madre Tierra) y de la Pachatata (Padre Tierra), que se remontan a la cultura Tiahuanaco. Al igual que en la isla Taquilla, situada a poco kilómetros y de gran interés turístico, los isleños hablan quechua pero su cultura está más influenciada por los aimaras.
Si se sale de la ciudad de Puno, rumbo al norte por la carretera hacia Juliaca, hay un punto muy interesante para el fotógrafo. Se trata del Lago Umayo y las ruinas de Sillustani. En este punto arqueológico se encuentra un cementerio con tumbas de la cultura Kolla, las llamadas Chullpas o Chulipas, propias de la cultura aimara y que datan de los siglos XIII y XIV, posterior a la caída de Tiahuanaco. Las tierras sirven de pasto para numerosos pastores que llevan sus alpacas a pastar.
Si desde la ciudad de Puno se toma rumbo este, se encuentran diversos pueblos a orillas del lago, el primero de estos y (junto con Juli) el de mayor interés es Chucuito. Destacan sus iglesias coloniales de Santo Domingo y Nuestra Señora de la Asunción, así como su principal atracción turística: el Templo de la Fertilidad.
Continuando por la carretera del este, al otro lado de la frontera con Bolivia, frente a Yunguyo, Copacabana es una tranquila población boliviana que durante siglos fue centro de peregrinaciones religiosas. Actualmente, a principios de Agosto, por motivo del Día de la Virgen de la Candelaria de Copacabana (5 de Agosto), se celebra una gran fiesta popular en la que multitud de peruanos y bolivianos acuden al lugar a bendecir sus vehículos. La bahía de Copacabana es un lugar ideal para fotografiar el atardecer.
Desde la bahía salen barcos hacia las Islas del Sol y de la Luna. La más famosa del lago es la Isla del Sol, donde, según la leyenda, nacieron Manco Cápac y su hermana-esposa Mama Ocllo, así como el Sol. Tanto la Isla del Sol como la de la Luna albergan ruinas incas a las que se llega por senderos que cruzan espectaculares paisajes.
Entre estas ruinas destacan la ciudad-laberinto Chincana, en el norte de la Isla del Sol, y la Escalinata de Yumani, en el sur. Además, en el norte, se encuentra la Titi Khar’ka (Roca del Puma) sagrada, que aparece en la leyenda inca de la creación del mundo y dio al lago su nombre.
Texto: Raquel García y Héctor Vila
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