Bonafide visitaban de nuevo España y era una ocasión para no perdérsela. Con “Bombo Tour” bajo el brazo, los chicos de Pontus Snib dejaron constancia del mejor rock and roll en estado puro. Pero la marcha y la diversión comenzaron antes.
Los encargados de abrir la jornada en la We Rock fueron Club Sussy, rock madrileño, con una base instrumental muy contundente, con buen sonido, aunque personalmente me faltaba algo de potencia en la voz y quizá unos tonos vocales menos acercados al heavy. Eso sí, me recordó a mi época más juvenil al volver a ver en escena un teclado guitarra, como los que usaban La Década Prodigiosa, para versiones una canción de Bon Jovi. Cerraron on otra versión, «Highway to Hell«, con mucho ímpetu en la interpretación, pero de nuevo creo que se les quedó algo grande. Un grupo nuevo que tiene mucho por recorrer, pero que esperemos volver a tener delante del objetivo en un futuro próximo.
A continuación saltaron al escenario, quizá la sorpresa de la noche y el grupo que más me gustó, White Coast Rebels, ingleses de nacimiento y alicantinos de adopción. Hard rock muy macarra, con toques ochenteros, en el que las guitarras cobran protagonismo y sus integrantes no dejan un momento de hacer las delicias del público. Y es de agradecer ese comportamiento sobre un escenario, lo dieron todo, y eso se notó en el público, que acabaron pidiendo un bis, y el cuarteto del levante respondieron a las expectativas, llenando la sala de buen rock, con globos y un público entregado.
Y por fin llegó la hora de que Pontus Snib y compañía hicieran acto de presencia. Ha cambiado la formación desde la última vez que les ví, pero no han perdido ni un ápice de calidad. Bonafide es una de esas bandas que al menos tienes que ver una vez en directo. Hicieron un repaso a sus mejores temas, como “Fill your head with Rock”, sin olvidar temas de su último disco como «Rock ‘n’ Roll Skål«. La gente lo estaba disfrutando y se notaba, no dejaban de saltar y bailar al son de “No doubt about it”. Cabe destacar la actitud en el escenario, tanto de Ander Rosell, guitarrista, como de el bajista Martin Ekelund. Pero todos disfrutaron con este concierto, público y banda, que está claro que le han cogido cariño a esto de pasar por tierras españolas. Esperemos que vuelvan pronto, y con un nuevo trabajo bajo el brazo.
Un concierto a los que da gusto asistir, en los que te diviertes desde el primer momento, repetiremos sin duda.
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